lunes, 24 de diciembre de 2012

Chiste de catalanes

   Agotado y desesperado por la sed, un árabe se arrastraba sudoroso por la arena del desierto del Sahara, cuando divisó un movimiento en la distancia.
   Esperanzado en hallar dónde beber agua, se fue acercando hasta la imagen que a lo lejos divisaba.
   Allí encontró a un viejo catalán, sentado frente a un caballete de madera lleno de corbatas..
   - Estoy desfallecido de sed. ¿Podría darme un poco de agua? -imploró el árabe.
   El viejo catalán le respondió:
   - La verdad es que no tengo agua, pero hombre ... ¿por qué no me compra una corbata?
   Fíjese aquí tengo una que va perfecta con su túnica...
   - ¡No quiero una corbata! Aulló el árabe... ¡Agua, coño, quiero agua !
   - Bueno, está bien, no me compre una corbata si no quiere pero, para que vea que soy una buena persona, le diré que pasando esa colina de ahí delante, a unos 6 kilómetros, hay un pequeño oasis con un buen restaurante. Camine en ese sentido, ¡ellos tienen toda el agua que quiera!
   El árabe se lo agradeció y desapareció caminando rápidamente tras la colina.
   Pasadas cuatro horas, el árabe regresó donde estaba el viejo catalán, que seguía sentado frente a su caballete de corbatas.
   El viejo catalán al verlo le preguntó al árabe:
   - Le dije que eran 6 kilómetros tras pasar la colina; ¿no lo encontró? o ¿se perdió?
   - Lo encontré perfectamente, ¡pero el cabrón de su hermano dice que no se puede entrar al restaurante sin corbata !

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