Mis viajes

Puerto de la Ragua (Granada)

Ayer, 28 de enero, fuimos por primera vez a la nieve con nuestro hijo, de 11 años, que estaba deseoso de ver, tocar y jugar con ella.
Nos preparamos bien cubriéndonos con un impermeable, incluyendo el pantalón, para que no nos calara el agua, porque no se puede ir simplemente calentito como cuando andas por casa. Debes protegerte del agua si no quieres acabar con una pulmonía, pues la nieve te va calando poco a poco.












Decidimos ir al Puerto de la Ragua, a unos 86'5 km. de Granada, pasando desde allí por Guadix, a unos 31'9 km. y La Calahorra, a unos 14'1 km.
Íbamos a quedarnos en un hotelito en Guadix, pero al final decidimos ir y volver en el día, teniendo en cuenta que vivimos en Sevilla, que son algo más de 300 km.
Fue un día inolvidable. Nos llevamos la tapadera vieja de un váter y compramos dos palas para tirarnos a manera de trineo. Fue algo cansado, eso sí, pero muy divertido. 





Hicimos guerra con bolas de nieve y, cómo no, construimos un muñeco de nieve. El arquitecto fue mi marido, ¡ja,ja,ja! 



St. Wolfgang (en Salzkammegut)


Lugar inolvidable. Belleza natural incomparable.

St. Wolfgang en Salzkammergut (Austria) está situado a los pies de la famosa montaña Schafberg. Hay un pequeño ferrocarril que llega hasta la cima de la montaña, en el extremo norte del lago Wolfgangsee, a través del cual pasa la frontera entre Salzburgo y Alta Austria.
   El pueblo debe su nombre al santo Wolfgang que buscaba refugio en la zona hace más de mil años. 
   St. Wolfgang creció en el pequeño lugar próspero que sigue siendo, consiguiendo tener un mercado propio en 1567 y convirtiéndose en un centro de peregrinación. Finalmente, se convirtió en un lugar turístico en el transcurso del siglo XIX.


Sus casas son algo peculiares:


















Y más peculiares son algunas de sus fachadas:












Detalle del número de una de las casas:


Detalle de un hotel:



 En concreto de este hotel. (El detalle a la izquierda):



Balcón típico:



Trajes típicos:













Pues sí, esto es St. Wolfgang. Lugar idílico para pasear:










Y para disfrutar:


¡Hasta pronto amigos!

Miniholliwood (en Tabernas, Almería)


Pasamos un día inolvidable. Vimos varios espectáculos, entre ellos el "show de los papagayos".





También recrearon escenas de las películas del Oeste Americano y asistimos a un espectáculo de Can-can, sin olvidar el cómico presentador, que nos hizo troncharnos de risa y convertirnos en auténticos yankis antes de empezar la función.

Aquí os dejo con un vídeo que he montado con algunas fotos que nos hicimos allí:


Júzcar. El pueblo de los Pitufos de la tele.









Júzcar es un municipio español de la provincia de Málaga, Andalucía. Es una de las poblaciones que conforman la comarca de la Serranía de Ronda.
Está situada a 623 metros sobre el nivel del mar y cuenta con 221 habitantes, llamados juzcareños.

Al acercarte, verás como una mancha azul en medio de las montañas, ya que, desde que rodaron la película de los Pitufos allí, los vecinos se han unido para conservar el color azul en las fachadas de sus casas. Sólo vimos 2 casas pintadas de blanco que, suponemos, serían de 2 vecinos que no querrían seguir con esta idiosincrática decisión.

El pueblo ofrece algunas actividades relacionadas con los Pitufos e, incluso, un show de los Pitufos en el Hotel Bandolero al mediodía. Para informarte, a la entrada del pueblo encontrarás una casetilla de información dentro de una seta. Es emocionante ir descubriendo cada rincón de este pueblo tan particular y bonito.
Y ahora os dejo con algunas fotos que sacamos en nuestro paso por allí. Espero que os guste y os animéis a ir, sobretodo si tenéis pequeñines.












































Esta es la entrada de su iglesia.


Dentro de su iglesia había muchas flores azules, velas azules e, incluso...



 detalles azules, como puedes apreciar en el manto de una de las virgencitas que lucían en una de las bóvedas.




Lagos, en el Algarve de Portugal


   El pasado fin de semana fui con mi marido y mi hijo a visitar Lagos, en el sur de Portugal.
   Reservamos un estupendo hotel en cuanto a la relación calidad-precio con desayuno incluído por 2 noches para los 3 y todo sólo por 75 euros en total. Su ubicación era perfecta porque podías pasear y llega a pie tanto al casco histórico como a sus impresionantes playas. Se llama "Montemar", por si alguno de vosotros os decidís a pasar unos días por allí. Yo os lo recomiendo. 
    Tengo que decir que yo conocí este lugar hace bastante tiempo pero que, a pesar de todo, supuso un enorme y gratificante shock de nuevo para mí cuando pude nuevamente disfrutar de las vistas tan impresionantes formadas por las distintas formaciones rocosas que iban dibujándose a lo largo de la costa. Los paisajes eran incomparables. Parecía algo mágico, absolutamente majestuoso. 
   Nosotros lo hicimos y es una de las cosas más recomendables de hacer cuando visitas Lagos, alquilar una pequeña barquita, si es posible desde la famosa "Punta de la Piedad" para ver los recónditos y escondidos lugares y grutas que sería imposible conocer de otra forma.
   Además, el agua era totalmente cristalina. Podías ver el fondo del mar perfectamente, incluso las piedras y los peces. Había gente que aprovechaban para bucear.
   Es un lugar tan bello que siento que un trocito de mi alma se ha quedado secretamente escondido en alguna de aquellas cuevas.
   


   El centro de la ciudad era similar al de Sevilla, mi tierra, con calles comerciales algo concurridas; sin embargo, tengo que decir que el pescado que se vendía en el Mercado Público brillaba de lo fresco que estaba, tanto es así que saqué varias fotos de ellos y no sólo yo, sino otros viajeros que fueron a curiosear también por allí.
    En la última planta del Mercado había un mirador desde el que tomé las últimas fotos de mi reportaje.
   Tengo que volver algún día. Me ha quedado marcada su huella en un trocito de mi alma.



  MIS EXPERIENCIAS EN EL CAMINO DE SANTIAGO

 Cualquier persona que haya experimentado alguna vez la magia del Camino de Santiago, habrá quedado marcada por este viaje inolvidable. 
   Para mí es un símil peregrinar por el Camino y ser peregrina en mi vida.
   Yo lo hice 2 veces y cada una de ellas por muy distintas razones o motivaciones.
    La primera vez lo hice sola porque necesitaba huir por un tiempo de mi vida real. Mi padre acababa de ser diagnosticado de cáncer y yo no sabía cómo afrontar tan horrible situación. Esto fue en 1.997. Mi padre moriría 3 años más tarde.
   Esta vez sólo estuve fuera una semana y recorrí el camino desde Ponferrada hasta Santiago de Compostela.












  La segunda vez viví experiencias totalmente diferentes, además de tener otras motivaciones para volver. Mi padre murió el año anterior, en octubre del año 2000, así en agosto del siguiente año me encaminé acompañada por mi novio que, por cierto, es actualmente mi marido.

    Permanecimos unidos durante todo el tiempo ayudándonos el uno al otro hasta el final, al contrario de otras parejas que se separaron, en todo le sentido de la palabra (física y sentimentalmente) en medio del camino. Esto venía causado porque muchas veces teníamos que soportar muy duras condiciones y en aquellos momentos debíamos decidir entre ayudar a los demás o ayudarnos a nosotros mismos.   

    En este sentido, recuerdo a una pareja por los andaderos de Castilla ( donde sólo había sol y ninguna sombra) que se peleaban por la poca agua que quedaba en sus cantimploras; en lugar de compartirla, luchaban violentamente y a gritos por conseguir las últimas gotas que calmaran su sed. Cada uno sólo miraba para sí mismo. 

   También me viene a la mente otra pareja. El problema de ellos es que él estaba acostumbrado a correr y a hacer deporte, por lo que físicamente estaba muy bien preparado; en cambio, ella no era en absoluto lo que se dice una atleta, sino la típica mujer que se preocupaba de los quehaceres de su casa para que todo marchara bien en su familia, pero que no practicaba ningún tipo de deporte, por lo que tenía que andar mucho más lenta e, incluso, recorrer menos kilómetros cada día. Su pareja no estaba dispuesta a esperarla en absoluto, así se separaron, al menos, físicamente (no sé más) y cada uno andaba por su cuenta.

   Por todas estas razones, el hecho de que mi novio, por aquel entonces, y yo acabáramos el camino juntos supuso una verdadera prueba de amor para mí.



-         
E
   En ambas ocasiones, aprendí mucho acerca del sentido de la vida.

   De todas formas, si te decides a recorrer el Camino, deberás tener en cuenta varias cuestiones:

   Primeramente, deberás escoger qué camino seguir.

   Aunque hay varios de ellos, el más famoso es el Camino Francés, en el norte de España, que va desde Los Pirineos hasta Santiago de Compostela, en La Coruña, o, incluso, podrías acabarlo en Finisterre. La segunda vez que fui a caminar empecé en Roncesvalles (en Los Pirineos) hasta Santiago y lo hice durante 28 días consecutivos sin descanso. En realidad podrías empezar desde cualquier lugar y acabar en Santiago; sin embargo, para encontrar algunos albergues de peregrinos donde dormir debes seguir los caminos señalados. En Castilla, por ejemplo, hay muy pocos, así que necesitas calcular cuántos kilómetros serás capaz de recorrer cada día. En este sentido, aprendí cuáles eran mis limitaciones.

   


   Por el contrario, desde Ponferrada en adelante hay muchos albergues.

   En segundo lugar, tienes que escoger en qué período del año vas a hacerlo. Si decides caminar en agosto, con mucha probabilidad tendrás que dormir casi siempre en el suelo o incluso en las calles con los gatos soltando sobre ti y los niños gritando y jugando hasta altas horas de la noche. Esto es debido a que hay tantos peregrinos que es casi imposible encontrar una cama libre en ningún sitio y, a veces, ni un pequeño espacio libre en el suelo del albergue.



   Con respecto a los albergues, tengo que avisaros que siguen unas medidas muy estrictas. Creo recordar que a las 8 de la mañana, todos nosotros debíamos estar en camino; lo que es más, desde las 5 de la mañana empezábamos a levantarnos para caminar temprano. Así, queríamos evitar el calor tan extremo del verano y además pretendíamos llegar los primeros para conseguir una cama en el próximo albergue, en vez de tener que pasar la noche en un reducido espacio del duro suelo o en las calles.
  



   Acerca de este punto, aprendí que si no tienes miedo de dormir en el suelo o en las calles, disfrutas mucho más profundamente de los paisajes, hablas con la gente de la localidad, hueles las flores, en resumen, puedes sentirte vivo, en lugar de estar preocupado acerca de cosas materiales que no te permiten disfrutar de la vida.

  Otra importante cuestión es cuánto peso vas a llevar en tu mochila. Es aconsejable no más de 10 kilos. Así, debes escoger muy cuidadosamente sólo lo más necesario para ti, ya que tendrás que acarrear lo que eligas todo el tiempo sobre tus espaldas. De esta manera te darás cuenta que muy pocas cosas son necesarias para vivir y éstas tendrás que soportarlas durante el camino. 
   Yo comparo este dilema con las hipotecas, el número de hijos que decidimos tener o con otras cosas supérfluas que te hacen trabajar duro y esclavizarte para conseguirlas.
   Cuando veo la figura de un peregrino se me representa a una tortuga con su concha. ¿Cuál es el mayor peligro acerca de esto? Pues que cuando te quitas la concha, esto es la mochila de tu espalda, te sientes liberado de tu carga y en ese momento eres tentado de abandonar tu camino. Así sucede cuando tienes problemas en tu vida y escoges abandonar la situación y huir, en lugar de enfrentarte e intentar superar los problemas.
   





   En resumen, mientras menos cargas tengas que soportar, mejor y más libre te sentirás. Aprenderás que sólo unas pocas cosas son necesarias para vivir. De hecho, yo trato de vivir sin demasiado "equipaje".
  


   Finalmente, tengo que decir que un buen peregrino, desde mi punto de vista, debe ser aquél que agradece lo que otros le ofrecen; no así como muchos que iban exigiendo, como si todo se lo merecieran. La humildad debería ser una característica de su comportamiento.

   Para terminar, me gustaría compartir con vosotros algo que un peregrino compartió conmigo en algún momento de mi camino: "los 10 Mandamientos del Peregrino":
   1.- Seguirás las flechas amarillas sobre todas las cosas.
   2.- No recorrerás kilómetros en vano.
   3.- No descansarás ni en fiestas.
   4.- Llamarás a tu padre y a tu madre.
   5.- No pararás.
   6.- No llevarás calcetines impuros.
   7.- No te quejarás.
   8.- No dirás falsas distancias al hablar.
   9.- No tendrás pensamientos ni deseos de volver a tu casa.
   10.- No codiciarás las ampollas ajenas.

   Estos mandamientos se encierran en 2:
   1.- Caminarás sobre todas las cosas y
   2.- Cuidarás de la mochila del prójimo como la tuya misma.
   


EN OPORTO









   Me encanta viajar. Cuando voy a una ciudad nueva me encanta pateármela de punta a cabo, pero andando, sintiendo cada sonido, oliendo cada aroma, pisando cada palmo de su suelo...

   Así este verano le ha tocado a Oporto.

   En la foto de arriba podéis apreciar al fondo su famoso Puente Luiz I y las barcas que veis representan cada una de sus famosas bodegas. Nosotros no las visitamos porque no nos gusta el vino pero son una de las atracciones del lugar.

   Este puente tiene 2 niveles: en el de abajo pasan los coches y en el de arriba pasan los trenes. Los peatones pueden pasear por arriba y por abajo. Como podéis adivinar nosotros nos lo recorrimos y lo apreciamos a lo largo de las 2 alturas como peatones.






  

   A la derecha del mismo puente podéis apreciar un funicular que conecta la parte baja de la ciudad con la parte alta:

   También contaba con teleféricos: Para conectar la parte baja y alta de la ciudad por el otro lado del puente, donde se ubican las numerosas bodegas:



   El río Duero es el que pasea sus aguas por Oporto; así es precioso pasear por la Riviera, que empieza a partir del puente Luiz I, donde gran cantidad de barcos navegan:



   y donde no podían faltar, aparte de puestecillos ambulantes y restaurantes con sus típicas comidas, los mimos. Éste para nosotros fue espectacular, fíjaros en los detalles:



   Aprovechando los cimientos de un ruinoso puente al lado del Luiz I (probablemente sería el puente anterior a éste), habían aprovechado para montar un lindo restaurante:



   Bastante curioso nos resultó encontrar árboles de esta guisa vestidos:



   Yo comprendo que les encante hacer labores, pero no me podía imaginar esta forma de exposición.

   Foto típica del ayuntamiento desde los columpios que han instalado delante, con mi familia:



   Fotos de su catedral desde distintas perspectivas:




   Altares dentro de las iglesias típicos: colores blancos y en forma de escalera:



   También nos resultó muy curiosa su estación de trenes por la bonita decoración que lucían sus paredes, cosa que te sorprende cuando entras:




   Foto típica de las casas portuguesas con sus azulejos:




   También por aquí pasa el camino de Santiago, con sus flechas amarillas:





   Nos dio tiempo el último día de pasear por el Parque de La Ciudad, bastante grande, con varios estanques incluso con cisnes, que desembocaba en las playas. Llegamos hasta ellas y mi marido y mi hijo incluso se bañaron. Yo no, porque soy más friolera, aunque me encanta el agua. Nací para sirena.






   Al final del parque llegamos a un castillo que iniciaba un paseo marítimo a lo largo de sus playas:



   Después de recorrer la parte antigua (algo deprimida) y la parte nueva (mucho más señorial) subimos a un castillo que está más alto aún que este puente y vimos atardecer un par de tardes. Me encanta ver atardecer y encenderse las luces de las casitas, que parecían desde allí formar parte de un Portal de Belén.
   Siempre me ha fascinado ver amanecer (que yo lo asocio con mi etapa de la vida desde mi nacimiento hasta mi madurez), me ha deprimido el atardecer (a partir de los 40 hasta la aceptación  de mi nuevo ciclo de vida) y me ha tranquilizado el ocaso y el anochecer (que yo relaciono con mi futura senectud, en la cual seguramente habré aceptado el término de mis días).





¡BUENAS NOCHES Y DULCES SUEÑOS OPORTO!



1 comentario:

  1. Que bonitas vacaciones las que habéis tenido Anabel, se nota que lo habéis pasado genial. Las fotos son preciosas, me ha encantado la del mimo zapatero y las del atardecer y todas las de los ravelos. Yo estuve hace poquitos años alli y me sorprendió mucho, me encantó, tanto que no sabría decidirme entre Oporto y Lisboa.

    Pasear por Oporto es algo muy especial, toda la zona de la Ribeira y del puente Luis y los ravelos sobre el rio Duero con las bodegas a un lado es algo único.

    Un besote y me alegro de que os lo hayáis pasado tan bien, y Samuel especialmente se nota que se lo pasó en grande jejeje.

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