jueves, 20 de diciembre de 2012

Diario de un amo de casa ¡Ja, ja,ja...!

LUNES
Me he quedado solo en casa. Mi mujer está ausente toda la
semana. Es un cambio que me viene de perlas. Presiento que el
Perro y yo lo vamos a pasar en grande.
He preparado un riguroso programa de actividades, y sé
exactamente a qué hora me levantaré, cuánto tardaré en ducharme
y arreglarme, y cuanto en preparar el desayuno. También he
calculado el número total de horas que me llevará lavar los
platos, hacer la limpieza, sacar a pasear al perro, ir de
compras y cocinar. Ha sido una grata sorpresa darme cuenta de
que me queda mucho tiempo para hacer lo que quiera. No
sé por qué las mujeres hacen que el trabajo doméstico parezca
tan complicado, cuando en realidad es mínimo el tiempo que hay
que dedicarle.
TODO ES CUESTIÓN DE SABER ORGANIZARSE. A la hora de la cena me
he servido un bistec y le he dado otro al perro. Puse en la mesa
un bonito mantel, una vela y un florero con rosas para crear un
ambiente agradable.
El perro ha comido paté de entremés y también de plato fuerte,
éste último acompañado por una exquisita ración de verduras. De
postre le serví unas galletas de chocolate. Yo tomé un poco de
vino y me fumé un habano. No me había sentido tan a gusto en
mucho tiempo.


MARTES ...

Debo revisar mi programa: creo que necesita algunos ajustes
menores. Le he explicado al perro que, desde luego, no todos los
días son de fiesta, así que no debe esperar entremeses a diario,
ni que le sirva cada comida en tres tazones, pues tendría más
trastos que lavar. En el desayuno me he dado cuenta de que el
zumo de naranja hecho en casa tiene un inconveniente:
hay que lavar el exprimidor cada vez que se usa. Una solución es
preparar zumo para dos días; así la frecuencia se reduce a
la mitad. Tambien he averiguado que las salchichas se pueden
calentar junto con la sopa, lo cual representa una cacerola
menos que lavar.
Definitivamente, no pienso pasar la aspiradora todos los días,
como quería mi mujer; pasarla cada tres días es más que
suficiente. La clave está en usar zapatillas para estar en casa
y limpiarle las patas al perro. Por lo demás, me encuentro de
maravilla.


MIÉRCOLES ...

Empiezo a creer que los quehaceres domésticos llevan más tiempo
del que me había imaginado.
Tendré que reconsiderar mi estrategia.
Primer paso: he salido a por un poco de comida para llevar; así
no perderé tanto tiempo cocinando.
No debe uno tardar más en preparar la comida que en comérsela.
Hacer la cama es otro problema: primero hay que levantarse,
luego ventilar la habitación y luego extender sábanas y mantas.
!Qué engorroso! Creo que no es necesario hacer la cama todos los
días y menos si voy a acostarme en ella todas las noches. Es una
tarea sin sentido. Ya no preparo nada especial ni complicado
para el perro. Le he comprado alimento enlatado para mascotas.
Puso cara de repugnancia pero de nada le valdrá. Si yo tengo que
conformarme con comida preparada, él también puede hacerlo.
Le he atado un trapo a la cola del perro, así va limpiando toda
la casa mientras se pasea.
Nota: no se debe preparar zumo de naranja para dos días, un
poco más y no lo cuento.


JUEVES ...

He pensado que el zumo de naranja se podría guardar en la
nevera, o mejor en el congelador, pero entonces tendría que
acordarme de que lo tengo ahí, y ya tengo demasiadas cosas en la
cabeza. Y además, ¿cómo puede ensuciar tanto una fruta que
parece tan inocente?. ¡Es inconcebible! Se acabaron los zumos
caseros. De hoy en adelante compraré zumo embotellado, listo
para beber. Descubrimiento: he conseguido salir de
la cama sin desarreglar casi las sábanas; después sólo he tenido
que alisar un poco la colcha con las manos. Desde luego, hacer
esto requiere práctica y no puede uno moverse mucho mientras
duerme. Tengo la espalda dolorida, pero una ducha caliente me
dejará como nuevo, cuando consiga encender el calentador.
He dejado de afeitarme todos los días, pues me parece un
desperdicio de tiempo; además, así gano unos minutos muy
valiosos que mi mujer nunca pierde porque a ella no le sale
barba ni bigote.
Descubrimiento: es absurdo usar un plato limpio en cada comida.
Lavar los platos tan a menudo empieza a ponerme los nervios de
punta. El perro también puede comer en un solo tazón: al fin y
al cabo, no es más que un animal. No le gustó que le atara un
trapo en la cola. Le he hecho unos zapatos con una gamuza y
parece que funciona. El suelo de toda la casa quedará limpio y
reluciente.
Nota: he llegado a la conclusión de que no hace falta pasar la
aspiradora más que una vez a la semana. Salchichas en la comida
y en la cena.


VIERNES ...

!No quiero saber nada de zumos de frutas!. Las botellas pesan
muchísimo. Otro hallazgo: las salchichas saben bien por la
mañana, desmerecen en la comida, y son insufribles en la cena.
Comerlas más de dos días seguidos puede causar náuseas. Le he
comprado alimento seco al perro. Es tan nutritivo como el
enlatado y no ensucia el tazón, ya no lo lavaré más.
Me he dado cuenta de que se puede comer la sopa directamente de
la olla. Sabe igual y no hace falta usar sopera ni cucharón.
!Por fin dejaré de sentirme como una máquina lavaplatos!.
He decidido no fregar más el suelo de la cocina. Esta tarea, al
igual que hacer la cama, me ponía los nervios de punta.
Toda la casa está llena de trozos de gamuza. El perro se queda
sin cenar.
Nota: tendría que prescindir de las latas; el abrelatas se
ensucia.
Nota 2: he encontrado la forma de limpiar la cocina y los
platos a la vez. He puesto todos los platos sucios por el suelo
de la cocina y he utilizado la manguera de la terraza con agua a
presión. Es fantástico porque no hace falta utilizar jabón. De
paso he limpiado el suelo y las puertas de los armarios.

SÁBADO ...

¿Qué objeto tiene desvestirse por la noche, si a la mañana
siguiente hay que vestirse otra vez?. Yo prefiero dedicar ese
tiempo a dormir un poco más.
Tambien he dejado de usar sábanas y mantas, lo que me ahorra el
trabajo de hacer la cama. El perro dejó caer unas migajas y lo
reprendí. ¿Acaso se ha creído que soy su criado?. Qué curioso,
de pronto me doy cuenta de que mi mujer a veces me habla así ...
Hoy me toca afeitarme, pero no tengo la menor gana de hacerlo.
Estoy hecho un manojo de nervios.
El desayuno consistirá en algo que no haya que desenvolver,
abrir, rebanar, untar, cocer ni mezclar.
Todas estas cosas me sacan de quicio. Plan: tomar la comida
directamente de la bolsa, encima de la estufa, sin platos, ni
cubiertos, manteles ni demás cacharros.
Me duelen un poco las encías. Tal vez sea por la falta de
fruta, que no he vuelto a comprar porque pesa demasiado. 
¿Será acaso la primera señal del escorbuto?. Mi mujer me ha llamado
por teléfono por la tarde y me ha preguntado si había limpiado
las ventanas y la ropa. Yo solté una carcajada histérica y le
dije que no tenía tiempo para esas cosas. Hay un desperfecto en
el baño: el desagüe está atascado de espaguetti, pero no
me preocupa mucho porque he dejado de ducharme.
NOTA: El perro y yo comemos juntos, directamente del
refrigerador. Tenemos que hacerlo a toda prisa, para que la
puerta no esté abierta mucho tiempo.
Nota 2: el invento de la manguera ha sido un fracaso. Las
cocina huele a moho y supongo que los armarios se empezarán a
pudrir en poco tiempo. El suelo está lleno de los restos de
comida que había en los platos, si no los limpio se empezarán a
enganchar al suelo y será peor.


DOMINGO ...

El perro y yo hemos hecho las paces. Nos quedamos en la cama
viendo la tele, donde aparece gente comiendo toda clase de
manjares deliciosos. A los dos se nos hizo la boca agua. Estamos
débiles y de mal humor. Esta semana he comido algo del tazón
del perro. A ninguno de los dos nos ha gustado. Hoy sí tendré
que ducharme, afeitarme, peinarme, prepararle algo de comer al
perro, sacarlo a pasear, lavar los platos, arreglar la
casa, ir de compras y hacer varias cosas más, pero estoy hecho
una piltrafa.
Siento como que me caigo y que se me empaña la vista. El perro
ha dejado de menear la cola. En un supremo esfuerzo de
conservación, hemos salido casi a rastras en busca de un
restaurante, nuestro instinto de supervivencia
ha podido más que nuestro agotamiento.
Encontramos un restaurante y estuvimos allí más de una hora,
comiendo viandas exquisitas en distintos platos. Después nos
hospedamos en un hotel. El cuarto está limpio, arreglado y es
muy acogedor. He encontrado la solución perfecta para mantener
la casa impecable. Me pregunto si a mi esposa alguna vez se le
ha ocurrido hacer lo mismo.


SIGUIENTE DOMINGO ...

Ha pasado una semana desde que llegó mi mujer a casa. Sigo en
el hotel pero el Martes se me acabaron los ahorros. Estoy de
lavaplatos en la cocina del hotel, hacen comida para 200
personas.
He abandonado al perro porque no podía darle de comer. Sólo
ahora me doy cuenta de que nunca hubiera tenido que dejar
marchar a mi mujer tanto tiempo. Mi vida ha dejado de tener
sentido.







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