martes, 24 de junio de 2014

Mis experiencias en el Camino de Santiago

 


Cualquier persona que haya experimentado alguna vez la magia del Camino de Santiago, habrá quedado marcada por este viaje inolvidable.
   Para mí es un símil peregrinar por el Camino y ser peregrina en mi vida.
   Yo lo hice 2 veces y cada una de ellas por muy distintas razones o motivaciones.
    La primera vez lo hice sola porque necesitaba huir por un tiempo de mi vida real. Mi padre acababa de ser diagnosticado de cáncer y yo no sabía cómo afrontar tan horrible situación. Esto fue en 1.997. Mi padre moriría 3 años más tarde.
   Esta vez sólo estuve fuera una semana y recorrí el camino desde Ponferrada hasta Santiago de Compostela.













  La segunda vez viví experiencias totalmente diferentes, además de tener otras motivaciones para volver. Mi padre murió el año anterior, en octubre del año 2000, así en agosto del siguiente año me encaminé acompañada por mi novio que, por cierto, es actualmente mi marido.

    Permanecimos unidos durante todo el tiempo ayudándonos el uno al otro hasta el final, al contrario de otras parejas que se separaron, en todo le sentido de la palabra (física y sentimentalmente) en medio del camino. Esto venía causado porque muchas veces teníamos que soportar muy duras condiciones y en aquellos momentos debíamos decidir entre ayudar a los demás o ayudarnos a nosotros mismos.   

    En este sentido, recuerdo a una pareja por los andaderos de Castilla ( donde sólo había sol y ninguna sombra) que se peleaban por la poca agua que quedaba en sus cantimploras; en lugar de compartirla, luchaban violentamente y a gritos por conseguir las últimas gotas que calmaran su sed. Cada uno sólo miraba para sí mismo. 

   También me viene a la mente otra pareja. El problema de ellos es que él estaba acostumbrado a correr y a hacer deporte, por lo que físicamente estaba muy bien preparado; en cambio, ella no era en absoluto lo que se dice una atleta, sino la típica mujer que se preocupaba de los quehaceres de su casa para que todo marchara bien en su familia, pero que no practicaba ningún tipo de deporte, por lo que tenía que andar mucho más lenta e, incluso, recorrer menos kilómetros cada día. Su pareja no estaba dispuesta a esperarla en absoluto, así se separaron, al menos, físicamente (no sé más) y cada uno andaba por su cuenta.

   Por todas estas razones, el hecho de que mi novio, por aquel entonces, y yo acabáramos el camino juntos supuso una verdadera prueba de amor para mí.



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E
   En ambas ocasiones, aprendí mucho acerca del sentido de la vida.

   De todas formas, si te decides a recorrer el Camino, deberás tener en cuenta varias cuestiones:

   Primeramente, deberás escoger qué camino seguir.

   Aunque hay varios de ellos, el más famoso es el Camino Francés, en el norte de España, que va desde Los Pirineos hasta Santiago de Compostela, en La Coruña, o, incluso, podrías acabarlo en Finisterre. La segunda vez que fui a caminar empecé en Roncesvalles (en Los Pirineos) hasta Santiago y lo hice durante 28 días consecutivos sin descanso. En realidad podrías empezar desde cualquier lugar y acabar en Santiago; sin embargo, para encontrar algunos albergues de peregrinos donde dormir debes seguir los caminos señalados. En Castilla, por ejemplo, hay muy pocos, así que necesitas calcular cuántos kilómetros serás capaz de recorrer cada día. En este sentido, aprendí cuáles eran mis limitaciones.

   


   Por el contrario, desde Ponferrada en adelante hay muchos albergues.

   En segundo lugar, tienes que escoger en qué período del año vas a hacerlo. Si decides caminar en agosto, con mucha probabilidad tendrás que dormir casi siempre en el suelo o incluso en las calles con los gatos soltando sobre ti y los niños gritando y jugando hasta altas horas de la noche. Esto es debido a que hay tantos peregrinos que es casi imposible encontrar una cama libre en ningún sitio y, a veces, ni un pequeño espacio libre en el suelo del albergue.



   Con respecto a los albergues, tengo que avisaros que siguen unas medidas muy estrictas. Creo recordar que a las 8 de la mañana, todos nosotros debíamos estar en camino; lo que es más, desde las 5 de la mañana empezábamos a levantarnos para caminar temprano. Así, queríamos evitar el calor tan extremo del verano y además pretendíamos llegar los primeros para conseguir una cama en el próximo albergue, en vez de tener que pasar la noche en un reducido espacio del duro suelo o en las calles.
  



   Acerca de este punto, aprendí que si no tienes miedo de dormir en el suelo o en las calles, disfrutas mucho más profundamente de los paisajes, hablas con la gente de la localidad, hueles las flores, en resumen, puedes sentirte vivo, en lugar de estar preocupado acerca de cosas materiales que no te permiten disfrutar de la vida.

  Otra importante cuestión es cuánto peso vas a llevar en tu mochila. Es aconsejable no más de 10 kilos. Así, debes escoger muy cuidadosamente sólo lo más necesario para ti, ya que tendrás que acarrear lo que eligas todo el tiempo sobre tus espaldas. De esta manera te darás cuenta que muy pocas cosas son necesarias para vivir y éstas tendrás que soportarlas durante el camino. 
   Yo comparo este dilema con las hipotecas, el número de hijos que decidimos tener o con otras cosas supérfluas que te hacen trabajar duro y esclavizarte para conseguirlas.
   Cuando veo la figura de un peregrino se me representa a una tortuga con su concha. ¿Cuál es el mayor peligro acerca de esto? Pues que cuando te quitas la concha, esto es la mochila de tu espalda, te sientes liberado de tu carga y en ese momento eres tentado de abandonar tu camino. Así sucede cuando tienes problemas en tu vida y escoges abandonar la situación y huir, en lugar de enfrentarte e intentar superar los problemas.
   





   En resumen, mientras menos cargas tengas que soportar, mejor y más libre te sentirás. Aprenderás que sólo unas pocas cosas son necesarias para vivir. De hecho, yo trato de vivir sin demasiado "equipaje".
  


   Finalmente, tengo que decir que un buen peregrino, desde mi punto de vista, debe ser aquél que agradece lo que otros le ofrecen; no así como muchos que iban exigiendo, como si todo se lo merecieran. La humildad debería ser una característica de su comportamiento.

   Para terminar, me gustaría compartir con vosotros algo que un peregrino compartió conmigo en algún momento de mi camino: "los 10 Mandamientos del Peregrino":
   1.- Seguirás las flechas amarillas sobre todas las cosas.
   2.- No recorrerás kilómetros en vano.
   3.- No descansarás ni en fiestas.
   4.- Llamarás a tu padre y a tu madre.
   5.- No pararás.
   6.- No llevarás calcetines impuros.
   7.- No te quejarás.
   8.- No dirás falsas distancias al hablar.
   9.- No tendrás pensamientos ni deseos de volver a tu casa.
   10.- No codiciarás las ampollas ajenas.

   Estos mandamientos se encierran en 2:
   1.- Caminarás sobre todas las cosas y
   2.- Cuidarás de la mochila del prójimo como la tuya misma.
   

4 comentarios:

  1. Has hecho un estupendo reportaje sobre el Camino de Santiago, yo no lo hice nunca aunque he estado allí varias veces, debe de ser una experiencia inolvidable.
    Creo que sería incapaz de realizar un sacrificio como ese, aunque me gusta mucho el campo y la naturaleza, viajar y conocer nuevos lugares.

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  2. Gracias por los consejos aunque seguro que allí no iré jamás.
    Así que Darwin nada eh... claro, tiene más lógica lo de la costilla de Adán... en fin...

    Besos.

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  3. Maravilloso documento sobre tus Peregrinaciones a Santiago.
    Yo hice el Francés y el de la Costa...Cuando pueda haré el Primitivo que va desde Oviedo hasta Santiago. Es el más difícil por la latitud del terreno con gran número de ruta montañera y por que tiene muy pocos albergues.
    Me han encantado las Fotos.
    Abrazos y Besines.

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  4. Fabuloso compendio sobre como hacer un buen camino, yo lo hice hace unos años ¿mi motivo? quizás el pensar que después de vencer al cáncer merecía demostrarme que podía con todo. Quiero volver a hacerlo entero como tú y hacerlo solo pues encontraré con absoluta seguridad mejores compañeros por el camino que con el que errado viajé.
    Un beso

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¡Muchas gracias por haberte tomado la molestia de comentar mi entrada! ¡Me hace mucha ilusión! ¡Espero que hasta pronto! ¡Un beso!