Y qué verdad es esa. A veces nos enfrascamos en las cosas y porfiamos unos con otros sin darnos cuenta que los dos podríamos estar en lo cierto, según desde el punto de vista con que veamos la situación.
Dos pájaros estaban muy felices sobre un mismo sauce. Uno de ellos se apoyaba en una rama en la punta más alta del sauce; el otro estaba más abajo, en unas ramas bajas.
Dos pájaros estaban muy felices sobre un mismo sauce. Uno de ellos se apoyaba en una rama en la punta más alta del sauce; el otro estaba más abajo, en unas ramas bajas.
Después de un rato, el pájaro que estaba en la rama más alta, por romper el hielo dijo:
- "¡OH, que bonitas son estas hojas tan verdes!"
El pájaro que estaba debajo se lo tomó como una provocación y le contestó de mala manera:
- "¿Pero estás ciego o qué? ¿No ves que son blancas?"
Y el de arriba, muy molesto, contestó:
- "¡Tú sÍ que eres ciego! ¡Son verdes!"
Y el otro, desde ABAJO, con el pico hacia arriba, respondió:
- "Te apuesto las plumas de la cola a que son blancas. Tú no entiendes nada, pedazo de asno."
El pájaro de arriba notaba que se le encendía la sangre y, sin pensárselo dos veces, se precipitó sobre su adversario para darle una lección.
El otro no se movió. Cuando estuvieron cerca el uno del otro, con las plumas erizadas por la ira, tuvieron la lealtad de mirar los dos hacia arriba, en la misma dirección, antes de empezar la pelea. El pájaro que había venido de arriba se sorprendió:
- "¡OH, que extraño! Fíjate que las hojas son blancas!"
E invitó a su amigo:
- "Ven hasta arriba donde estaba yo antes."
Volaron hasta la rama más alta del sauce y esta vez dijeron los dos a la vez:
- "¡Fíjate que las hojas son verdes!"
Y el de arriba, muy molesto, contestó:
- "¡Tú sÍ que eres ciego! ¡Son verdes!"
Y el otro, desde ABAJO, con el pico hacia arriba, respondió:
- "Te apuesto las plumas de la cola a que son blancas. Tú no entiendes nada, pedazo de asno."
El pájaro de arriba notaba que se le encendía la sangre y, sin pensárselo dos veces, se precipitó sobre su adversario para darle una lección.
El otro no se movió. Cuando estuvieron cerca el uno del otro, con las plumas erizadas por la ira, tuvieron la lealtad de mirar los dos hacia arriba, en la misma dirección, antes de empezar la pelea. El pájaro que había venido de arriba se sorprendió:
- "¡OH, que extraño! Fíjate que las hojas son blancas!"
E invitó a su amigo:
- "Ven hasta arriba donde estaba yo antes."
Volaron hasta la rama más alta del sauce y esta vez dijeron los dos a la vez:
- "¡Fíjate que las hojas son verdes!"
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